El calendario de lanzamientos de Bethesda del presente año es un no parar gracias a la vuelta de muchas de sus exitosas franquicias. El último trabajo en llegar a nuestras manos ha sido Rage 2, la secuela de aquella IP lanzada por ID Software en 2011 que nos trasladó al futuro distópico del Yermo. Su continuación en Rage 2 viene cargada de una nueva dosis de metralla y locura. Vamos a limpiar los polvorientos caminos de punkis y mutantes.
El lanzamiento de Rage hace 8 años obtuvo buenas críticas a nivel visual y jugable, pero se enturbiaron en su apartado técnico debido a los severos problemas que poseía. Sin embargo, la adrenalina que podía desatar el jugador por las peligrosas tierras era suficiente para pasar un muy buen rato.
Para esta secuela, ID Software ha contando con la colaboración de Avalanche Studios, que seguramente los recordaréis por su juego Mad Max, donde la conducción de vehículos locos era su mejor característica. Sobre ID, creo que a estas alturas no necesita presentación con un currículum repletos de FPS brutales como Wolfenstein, Quake o Doom. De hecho, este último recibió en 2016 un reboot que nos dejó muy buen sabor de boca a los fans por ser fiel a la acción desenfrenada marca de la casa.
A través de los años, la renovada ID ha seguido apostando por lo que mejor sabe hacer: títulos donde prima reventar cabezas en lugar de complejas tramas y personajes profundos. Así es como nunca he elegido un juego de ID por su narrativa, es más, no destacaría en su trayectoria ninguna de sus obras por la historia. Todas tienen una trama para justificar de mejor o menor manera la acción, pero no es el factor que sobresale. Teniendo claro este punto, y deseando pegar simplemente tiros, me sumergí en Rage 2.
El juego pega fuerte desde el primer minuto, situando al jugador en una cruenta batalla dentro de la base de los Ranger, la cual está siendo atacada por el Dominio. Humanoides explosivos, cachos de carne de infinitos metros y cosas que corretean sin temer por su vida arrasan con todo. Las bajas son incuantificables, y por necesidad de supervivencia de nuestra facción dejamos de ser un don nadie para ascender de esta manera tan accidentada a Ranger. Nuestro deber es revivir el proyecto Daga, y mandar de una vez por todas a los despiadados enemigos al infierno.
Una vez termina la acelerada introducción, ya podemos poner un pie en el yermo, y es cuando observamos que el mundo de ahí fuera está lleno de mutantes, macarras y destrucción. A veces los ves en trepidantes carreras; otras se están dando de tortas en medio del camino. Sin embargo, más allá de la desolada arena y sus ruinas de tiempos mejores, visualizaremos asentamientos, unos lugares donde obtendremos misiones de tipos de poca monta que inundan este tipo de ciudades. Los veremos deambular por ahí con sus modificaciones, ropajes de pandilleros desgastados y con adornos de colores estridentes. A todos les falta un tornillo y frecuentemente los escucharemos parlotear de sus locuras entre ellos. También intentarán captar nuestra atención para pedirnos un favor, pero ya os adelanto que la mayoría tendrá que ver con vehículos o matar. Los más estudiados son minoría, pero suelen ostentar cargos importantes en determinadas ciudades. Normalmente aparecen durante una misión principal y son los que atesoran los secretos del nuevo mundo.
Para avanzar en todo tipo de misiones, sera indispensable incrementar y mejorar nuevas habilidades. Una forma de hacerlo es visitando las arcas, instalaciones que se hayan esparcidas por el yermo y que en su interior hay recursos valiosos para alcanzar nuevas habilidades: empuje, doble salto, puñetazo… Mediante estas, y completando los objetivos que nos marcan los personajes importantes del proyecto, conseguiremos hacer virguerías en combate.
Además de nuestro arsenal y habilidades, otro de los elementos imprescindibles del juego son los vehículos. Disponemos de una amplía lista de monstruos motorizados que nos ahorrarán distancias mientras que nos ayudan a eliminar indeseables con las armas que incorporan. Sin embargo, el mundo abierto no ha sido diseñado para contribuir a ello, y es una lástima porque una parte muy importante del juego es sobre ruedas. Los vehículos ayudan a acortar distancias y aniquilar en masa, y a lo largo y ancho del yermo hallaremos un largo catálogo de transportes con cañones instalados para sembrar el caos. Sin embargo, cuando nos ponemos al volante sentimos que el manejo es un tanto torpe, sobre todo cuando tenemos que efectuar giros. Especialmente con las motos percibí las dificultad de su control. En ese momento eché de menos una sensación de conducción puramente arcade estilo GTA: simple y divertido. El manejo irregular de los vehículos se suma a la problemática de los desniveles del terreno, factores que me empujaron a decidir no salirme demasiado de la carretera principal para no quedarme atascada una y otra vez.
En cuanto al apartado técnico, posiblemente sea el título que menos destaque de ID. Los pobres gráficos responden a la fluidez en el mundo abierto, como una garantía de evitar problemas, pero por desgracia no se ha librado de popping, la lenta carga de texturas o un buen puñado de bugs molestos. Lo deseado hubiera sido un peldaño más en calidad gráfica, y quizá unos cuantos meses de testeo y arreglo de bugs. Nos queda esperar al parche para lo último. En cuanto a la ambientación, la paleta oscura destaca sobre colores fosforescentes que suelen aparecer en determinados looks de los enemigos o en objetos importantes no desentonan, creando una seña de identidad propia en un juego que simula un yermo que ya hemos visto en juegos como Fallout. Aunque si lo comparamos con la desolación de este, Fallout tiene un abanico mucho más variado de edificios, ruinas, y asentamientos. Podríamos decir que Rage 2 solo coge una porción de la increíble ambientación de la otra franquicia.
Rage 2 no engaña en ningún momento ni hace amago de algo más, pero si de algo presume es de ser un buen FPS. La historia principal tiene una duración de 10 horas, tiempo justo y deseable, el resto será completar secundarias y eventos. Pero no hay que olvidar que Bethesda tiene preparada una hoja de ruta de actividades, eventos y dlcs de historia para seguir dando vida al mundo de Rage 2.
La compañía ID software es sinónimo de acción y lo vuelve a demostrar con una secuela donde pegar tiros y destruir bases enemigas son el hilo conductor del juego. No dejes ni uno vivo.