Cuando me enteré de que un juego como That Dragon, Cancer había salido al mercado tuve muchos sentimientos encontrados sobre si jugarlo o no por experiencias personales, pero al indagar un poco más en el proyecto, y en los motivos que pueden llevar a dos padres a realizar un trabajo de esta magnitud, siendo tan raro que un juego se atreva a tratar un tema tan adulto y difícil de esta forma, me enteré de que la motivación principal de los padres siempre ha sido la de homenajear la lucha de su hijo, cosa que han hecho bastante bien, y eso me bastó para decidir probarlo. No voy a mentir, es una experiencia dura, muy dura, y para algunos no será bonita ni agradable, pero es necesaria para que aquellos que han tenido la suerte de no pasar por nada de esto entiendan lo que implica luchar contra algo de tan titánicas proporciones.
That Dragon, Cancer es una experiencia point and click de lo más sencilla, el juego se divide en múltiples escenarios que nos van relatando poco a poco las diferentes fases y experiencias por las que pasaron los padres de Joel, un niño al que le diagnosticaron cáncer con tan solo un año, algo que sin duda les ha marcado de por vida, y mediante este juego quieren contarnos cómo vivieron cada momento de esta trágica historia.
Lo que hace especial a este título no es solo la historia, sino la forma en la que nos la cuentan, el juego se divide en 12 fases en las que nos relatan los diferentes momentos más destacables o importantes de su historia, cada escenario es distinto y quiere transmitirnos algo diferente mediante pequeños puzles y minijuegos oníricos que servirán como metáfora y nos mostrarán las 5 fases del duelo por las que tuvieron que pasar, además, el equipo ha añadido archivos de audio que se grabaron mientras todo esto estaba pasando y nos ayudan a empatizar mejor con los personajes.
Hay que destacar que la historia se divide en dos momentos principales, el primero es en el que los padres oyen el primer diagnóstico, durante estos niveles iremos viendo cómo Joel va creciendo y se intercalan buenas y malas sensaciones ya que aún no se era consciente de la gravedad de la situación, pero llegados a cierta parte del juego la cosa se complica ya que el cáncer es más resistente de lo que se creía.
A partir de aquí That Dragon, Cancer se vuelve muy duro y se ve como los padres caen en una profunda desesperación, hay una fase en el hospital con Joel llorando sin parar que a mí me llegó a helar la sangre y estuve a punto de desinstalar el juego y dejar de jugar, pero es por fases como esta por la que el juego es tan especial, consiguieron que yo sintiera parte de esa angustia e impotencia por no poder hacer nada por calmarlo, y a pesar de que esto sea un motivo más que suficiente para que muchos no os animéis a jugarlo, el juego no es siempre así, el final se torna mucho más tranquilo y conmovedor para representar la aceptación de los padres, y hay un audio de toda la familia riendo y cantando con una guitarra casi al final del juego que dudo que se me olvide en muchos años, algo realmente precioso.
Por otra parte, debido a la campaña de Kickstarter que realizaron, durante el juego podremos ver los testimonios de aquellos benefactores que hayan pasado por una experiencia similar con el cáncer, hay múltiples homenajes a sus seres queridos, desde pequeños relatos, dibujos hasta mensajes de sus familiares para que el jugador entienda que la lucha contra esta enfermedad está más extendida de lo que parece.
En esencia, That Dragon, Cancer transmite bastante bien varios momentos de desesperación, tristeza e incluso alegría, pero a pesar de que la mayor parte del juego logra transmitir muy bien las emociones, hay varios momentos en los que la ejecución no está al nivel del resto del juego, y el resultado, aunque no afecta a su calidad ni pierde el mensaje que está intentando transmitir, se resume en varias fases que llegan a cortar un poco el clímax del juego y te descolocan un poco.
El apartado artístico llena de luz y color el juego, en los momentos felices y alegres tendremos unos tonos pastel muy intensos que evocan una cierta tranquilidad, mientras que en los sucesos tristes todo se tornará oscuro y apagado. En cuanto al modelado de los personajes, estos tienen un estilo poligonal muy simple para no humanizarlos demasiado y así el jugador se centre solo en las sensaciones ya que el aspecto de los personajes es lo de menos, lo que verdaderamente quieren transmitir lo hacen mediante los cambios de luz y colores, y es de admirar cómo han conseguido que un suceso tan oscuro tenga tanta luz y color.
Aunque es el apartado sonoro es el que tiene más peso a la hora de llegarnos a la patata, a pesar de que la mayor parte del tiempo no habrá música, las pistas musicales que han compuesto juegan muy bien con la historia en los momentos adecuados sin llegar a desentonar ni distraer la atención de lo que está pasando, además, los sonidos personales de los autores están muy bien implementados y nos ayudan mucho mejor a meternos en la atmósfera del juego y a encariñarnos con los personajes.
That Dragon, Cancer tiene una duración muy corta, no llega a las 2 horas, y debido a esto es muy recomendable pararse a investigar y leer todo lo que el equipo ha diseñado para darnos cuenta de la magnitud del problema y de cómo ha afectado a otras personas.
En conclusión, That Dragon, Cancer no es un juego para todo el mundo, a algunos no les causará mucho impacto y a otros les llegará mucho más, sobre todo aquellos que hayan tenido alguna experiencia previa con esta terrible enfermedad, pero a pesar de todo esto creo sinceramente que es un juego al que hay que jugar al menos una vez en la vida, por el simple hecho de comprender lo duro y difícil que es combatir esta enfermedad y el mérito que tienen todos aquellos que nunca se han dado por vencido a pesar de la incansable lucha que ello conlleva.
Muchos dirán que realmente no es un videojuego si no una obra lírica sobre una lucha incansable, pero yo personalmente creo que la forma de narrarlo y la posibilidad de interactuar a nuestro antojo con ciertas partes del entorno lo hacen un videojuego, a pesar de que sea algo atípico. Con este juego Ryan y Amy Green han hecho un estupendo homenaje a su hijo y han conseguido poner algo de alegría en un suceso tan trágico sin perder el mensaje que querían transmitir con el juego.