STASIS es el primer título de la pequeña desarrolladora The Broterhood, un pequeño grupo (no más de seis personas según los créditos del juego) que inicia su andadura de la mano de Daedalic Entertainment, reconocida empresa alemana de aventuras graficas que en este caso solo se dedica a distribuir de manera parcial el título en cuestión. Con este ecosistema de desarrollo tan independiente (en todo el sentido de la palabra) cabía esperar un enfoque característico por parte del título: más enfocado a la narrativa y menos a los efectos o a la calidad gráfica (pese a ser una aventura gráfica) STASIS es todo eso y más y esa es su mayor virtud: hacer mucho con tan poco.
STASIS nos narra el difuso despertar de nuestro protagonista, John Malacheck, en lo que parece ser una estación espacial o nave de transporte a gran escala, no sabemos sus orígenes ni tampoco lo que le ha llevado al precario estado de agonía en el que se encuentra durante los primeros compases del juego. Sin embargo, sus traumatismos físicos y psicológicos son el primer y más directo paso a la espiral de violencia, opresión y oscuridad que sume el desconocido templo del horror que conforma la nave en la que habita. Entre sus más urgentes objetivos además de sobrevivir es encontrar a su hija y esposa, únicos espectros de un vago pasado que cree recordar con cada paso que da hacia su lejano encuentro.
El golpe es directo y la trama se nos plantea de golpe sin anestesia, con un video introductor donde simplemente se nos muestra el devenir siniestro de la posible nave que transporta a Jack, como el grotesco inicio de Alíen: El Octavo pasajero, donde la tripulación del Nostromo parece confinada a un horrendo titánico armatoste anclado en el muerto espacio, aquí como una especie de homenaje la nave que transporta al protagonista avanza impasible bajo murmullos metálicos de su movimiento lento y farragoso. Este es el tono general que nos transporta el juego en todo momento, no solo por su opresiva y deprimente ambientación sino por la modalidad jugable, anclada en el estilo más “Old School” de la palabra y que nos recuerda a Sanitarium (una de las mejores aventuras gráficas de terror psicológico que he tenido el placer de jugar) en su estilo Point&Click en vista isométrica que tanto caracteriza a unas pocas aventuras de época y sin demasiados agregados, conservando la anticuada interfaz jugable del título de DreamForge pues el debut de The Brothehood no parece avergonzarse de su naturaleza chapada a la antigua lo cual es un deleite para los más acérrimos fanáticos del género y un “complicado” aperitivo para los nuevos jugadores, los cuales pueden encontrarlo especialmente lento.
La trama es lo suficientemente atrapante como para dejar en puntos suspensivos lo que nos ofrece para no desvelar complicados spoilers que arruinen la experiencia STASIS, aunque en los minutos finales divaga entre el cliché de su género traicionándose a sí mismo y la originalidad con la que inició, es un contratiempo que apenas notara el jugador en su claustrofóbico descenso a los infiernos espaciales. Los personajes que encontraremos durante nuestros periplos son dignos de un spin off gracias a las tan logradas relaciones trazadas con nuestro personaje. A nivel argumental STASIS cumple con creces.
Pues precisamente no se preocupa en acelerar su propuesta, historia o mecánicas pues sabe que una buena historia de terror Sci-fi se cimienta sobre la preparación del escenario, la definición del personaje y la liberación del terror. Es en la faceta narrativa donde STASIS juega con ventaja a favor de una dosificación sutil de los peligros en pantalla. Durante las primeras fases el juego no se preocupa por lanzarnos todo a la cara y se toma su tiempo sin estancarse en su propuesta, sorprendiendo con momentos realmente tensos aun para el género en el que hábilmente se mueve, cambios de iluminación en el escenario, sombras y gritos lejanos que no dejan de acosar la variable cordura de Jack que rápidamente se contagia en estímulos sonoros y mecánicos al jugador, el cual puede llegar a verse frustrado a veces por la respuesta del personaje a su mandato.
Para lograr esto, es el atrezo en STASIS el que juega en favor del título, un apartado artístico que personifica a la perfección todos los temores que ejemplifica la ciencia ficción en los libros y sus adaptaciones cinematográficas e interactivas, el azul espectral de los adormecidos monitores de la nave y las luces de neón agonizantes que alumbran los cadáveres que el enemigo invisible ha dejado a su paso; las ventanas bañadas en el dantesco circo sangriento que ha acontecido minutos antes de tu entrada o los cuerpos despedazados que tienes el horrible placer de encontrar. Esto sumado a un maravilloso uso de los sonidos convierten a STASIS en una de las aventuras graficas más inmersitas de la actualidad, quizá no causara terror en los huesos del jugador pero si momentos de verdadero asco o enfermiza tensión que ayudaran en su camino por las laberínticas y funestas salas de la estación espacial.
En la labor mecánica STASIS acierta con puzles inteligentes y nunca especialmente rebuscados en funcionamiento, aunque a veces extrañaría un poco más de variedad entre el punto A – Objeto – Punto B me resulta más que correcto pues nunca entorpece el núcleo argumental del juego y eso es de agradecer en un género que confunde muchas veces la forma con el fondo. Sin embargo, en algunos momentos la falta de información e incluso la propia interfaz anticuada de STASIS juegan en su contra en momentos de absurda dificultad gracias al manejo de nuestro personaje pero estos son lo suficientemente escasos para no manchar del todo el excelente resultado final del título.
STASIS es una de las mejores aventuras gráficas que he tenido el placer de jugar en los últimos años, una sorpresa indie bastante sobria en envoltorio pero lo suficientemente tensa y espeluznante como para convertirla en algo único dentro de la exclusiva familia que encabeza el antediluviano Sanitarium. Una aventura gráfica recomendada para todo amante no solo de las aventuras gráficas sino del buen Sci-fi pues aun en su humilde haber, The Brotherhood ha presionado las teclas correctas entre la nostalgia y el reciclaje óptimo de conceptos narrativos sorprendentes para el género en el que debuta.
